Viernes 03-12-2021 ciclo C
Evangelio del día
Lectura del santo Evangelio según
San Mateo 9, 27-31
En
aquel tiempo, dos ciegos seguían a Jesús, gritando: «Ten compasión de nosotros,
hijo de David». Al llegar a la casa se le acercaron los ciegos, y Jesús les
dijo: «¿Creéis que puedo hacerlo?».
Contestaron:
«Sí,
Señor».
Entonces
les tocó los ojos, diciendo: «Que os suceda conforme a vuestra fe». Y se les
abrieron los ojos. Jesús les ordenó severamente: «¡Cuidado con que lo sepa
alguien!». Pero ellos, al salir, hablaron de él por toda la comarca.
Reflexión del Evangelio de hoy
Dar
la vista a los ciegos es una de las obras que realizará el Mesias, como signo
de la salvación definitiva, anunciada por los profetas (Is 29, 18ss).
Al
paso de Jesús dos ciegos reaccionan, le siguen, dan gritos pidiendo
misericordia. Hay que moverse para seguir a Jesús y encontrar salvación en él.
Los ciegos buscan la curación que viene de Jesús, tienen fe, y por eso lo
siguen, insistiendo en una súplica confiada. Los dos ciegos entran en la casa
tras Jesús y se acercan a él. Jesús les pregunta sobre su fe que es confianza
en el poder salvador de Jesús. Hay un diálogo que posibilita el encuentro
interpersonal con Cristo: con llamada a la fe y respuesta de fe: “que os suceda
conforme a vuestra fe”. Jesús pregunta: ¿Creéis que puedo hacerlo? Ellos
contestaron firmemente: “Sí, Señor” y Jesús tocó sus ojos y quedaron sanos.
Todo sucedió conforme a su fe.
Jesús
no puede negarse cuando alguien apela a su misericordia, pero siempre exige
como condición la fe. Todo milagro en la vida de Jesús es milagro de fe. Ante
la creencia sincera de la persona, Jesús obra el milagro.
Los
ciegos que buscan a Jesús reciben su curación porque le piden que tenga
compasión de ellos. También nosotros tenemos necesidad de que Jesús cure
nuestras cegueras, nuestras oscuridades, nos dé una nueva forma de mirar, e
ilumine nuestra vida. Cada Adviento es un momento para buscar la luz de Dios,
la luz de Jesús que ilumine las sombras y confusiones que nos surgen en la
vida. Cada Adviento es tiempo para buscar a Jesús, dejarse tocar por él,
pedirle que ilumine nuestras oscuridades, y su nueva luz brille en nosotros.
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